La ciudad de Trieste ya era conocida como la ciudad del café en tiempos de Napoleón. Durante el período austrohúngaro, adquirió el estatus de ciudad portuaria más importante del imperio, y en ella se comercializaban mercancías procedentes de América del Norte y del Sur hasta las Indias Orientales y Occidentales. El café se estaba convirtiendo en el producto más comercializado en ese momento debido a su creciente popularidad en las principales ciudades europeas. La propia ciudad de Trieste, que en esta época suministraba los frutos de la planta del café a otras ciudades europeas, comienza con el café su historia de amor, que sobrevive hasta el día de hoy. Esta relación se basa en la pasión dedicada de la gente y la tradición que se esfuerza cada día por alcanzar la excelencia del café que se vende en las calles de Trieste, ofreciendo productos y servicios de clase mundial. No es necesario mencionar las marcas mundialmente famosas, es obvio incluso sin que el café es popular en Trieste y que Trieste es una ciudad donde el café no se bebe, sino que se disfruta. Cada calle, cada edificio está directa o indirectamente conectado con el café: importadores, exportadores, tiendas, mercados, tostadores, cafés. Representamos y queremos representar todo esto, que para nosotros representa la responsabilidad y el rol que cumplimos cada día.